Si el destino lo permite, nos vemos por Navidad.
En el telar de mi ser, entrelazo las letras que brotan de mi alma, tejidos de sentimientos y emociones que danzan sobre este lienzo negro que mi pluma transfigura. Anhelo que cada palabra, cada trazo, trascienda y se convierta en eco en tu ser para fundirte en el velo mágico de mi memoria. Que mis versos sean puentes que nos unan en un abrazo sólido, y que mi tinta sea un testigo del vínculo que florezca entre tú y yo. En cada línea trazada, en cada verso susurrado, te escribo con el alma para que en el tapiz de nuestras historias encuentres el eco vibrante de mi ser y la esencia de este nuestro encuentro. Que mis letras sean hilos de un lazo indisoluble entre tú y yo, donde el tiempo se detenga y la eternidad se haga presente. En cada palabra entrelazada, en cada estrofa compartida, tejamos juntos la trama de un sentimiento duradero, donde nuestras almas se encuentren en todos los rincones de esta bella historia.
17 de noviembre de 2019
Cierre de convocatoria...
Si el destino lo permite, nos vemos por Navidad.
14 de noviembre de 2019
Curar el alma....
Por todo ello tenía preparado ya mi carromato. Antes de decidir ir a buscarla, lo protegí trazando un círculo de sal a su alrededor y dibujado una serie de señales con esencias ahí donde ella se iba a sentar amén de todos los trabajos y encomendaciones previos que eran necesarios para la seguridad de ambas.
Me aproximé a María aquella tarde, casi al final de la jornada. Estaba asustada pero no hizo falta decir palabra alguna. Tomó mi mano y me siguió hasta mi carromato —lleno de portadores de luz, de potenciadores de las fuerzas positivas—. Entramos por la parte trasera. La pública, la que daba hacia la feria, estaba ya cerrada.
No quería oscuridad. El aceite de Jerusalem que se consumía en las lamparillas producían la luz justa. Sentí como mi alma se abría… y cómo se resquebrajaba al verla ahí sentada, con todos los demonios acosando a su ser, con todas las sombras golpeándola. Cómo se hacía tan pequeña. No suelo tocar a mis clientes. Me basta con echar las cartas de manera muy sutil. Decirles las cosas de la mejor manera posible, sin poner demasiado énfasis en lo negativo ni enarbolar demasiado lo bueno. Pero esta vez era preciso que mi piel tocase la suya. Tenía que percibir su pulso, su sangre… sentir la poca energía que le quedaba. No quería saber su nombre pero me latía dentro. Tomé sus manos por encima de la mesa. Las acaricié para que entraran en calor y para darle algo de confianza, aunque estaba claro que estaba desesperada y yo era un último recurso.. Las cubrí con un manojo de vástagos. Las bañé con el agua bautizada por el rocío y magnificada por la luna… Y las enhebré con las mías con un cordel azul.
Ella asintió con un hilo de voz. Estaba tan lejos que su ausencia dolía. Pero yo iba a traerla a este mundo. Fuera como fuera. Sí, solo soy una charlatana de feria. Solo una bruja. Solo una gitana. Solo una mujer hechicera pero con el poder de mis ancestros en las palmas de mis manos y en el hondo de mi alma.
María se levantó y la obligué a descansar en mi cama, protegida. Sus ojos estaban cruzados por venas de sangre. Demasiadas lágrimas. Demasiado dolor. Sin fuerza pero más serena. Su piel volvió a sonreír poco a poco.
No quise su dinero. Quería su alegría, su vida, la paz de su alma... Y hacer lo que me gusta hacer: Ayudar a los seres que precisan luz. Porque en el circo no solo entretenemos y sanamos la tristeza, también curamos el alma.
Dolores (1892-1975), fotografiada por Adolf de Meyer, 1919 |
10 de noviembre de 2019
Convocatoria "Un Jueves, Un Relato"...
Acróbatas, contorsionistas, escapistas, forzudos, magos, payasos, titiriteros, saltimbanquis, prestidigitadores, tragafuegos… tragasables… Verdaderos actores que nos acercan a vivir historias maravillosas y que nos siguen dejando con la boca abierta.
Esta semana os propongo ir al Circo, sí ese que se escribe con letras mayúsculas. Da igual sí es ese pequeñito que pasa por las fiestas del pueblo y tiene un sencillo truco de magia y cuatro payasos que intentan hacer reír a su público. O si se trata del fastuoso espectáculo de una gran compañía donde todo está perfectamente estudiado, desde el más mínimo detalle hasta aquello que no vemos. Volvámonos niños o esos adultos que disfrutan de semejante y ancestral representación o seamos uno de aquellos curiosos que se mueven entre los carromatos o impresionantes vehículos articulados actuales que desean descubrir unos personajes que tienen sus inquietudes, sus vivencias... O vayamos a una época cualquiera de su existencia y vivamos a través de las letras aquello que pudieron ver otros ojos.
El Circo no solo son esas dos horas de ilusión. Es toda una aventura y un modo de vida. Y esta vida no siempre está llena de vivos colores.
Recordad aquello de las +-350 palabras y que podéis elegir imágenes diferentes a las mías para que se adapten a vuestra historia. Podéis subir los enlaces de vuestros blogs hasta el viernes noche o sábado si me apuráis, aquí mismo, en esta entrada porque
¡Bienvenidos al maravilloso y grandioso espectáculo del Circo!