En el telar de mi ser, entrelazo las letras que brotan de mi alma, tejidos de sentimientos y emociones que danzan sobre este lienzo negro que mi pluma transfigura. Anhelo que cada palabra, cada trazo, trascienda y se convierta en eco en tu ser para fundirte en el velo mágico de mi memoria. Que mis versos sean puentes que nos unan en un abrazo sólido, y que mi tinta sea un testigo del vínculo que florezca entre tú y yo. En cada línea trazada, en cada verso susurrado, te escribo con el alma para que en el tapiz de nuestras historias encuentres el eco vibrante de mi ser y la esencia de este nuestro encuentro. Que mis letras sean hilos de un lazo indisoluble entre tú y yo, donde el tiempo se detenga y la eternidad se haga presente. En cada palabra entrelazada, en cada estrofa compartida, tejamos juntos la trama de un sentimiento duradero, donde nuestras almas se encuentren en todos los rincones de esta bella historia.

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23 de mayo de 2022

Absentia...

El tiempo se diluye entre los frunces de mi piel. En las caricias ausentes se queda tu perfume impregnado y mi boca tiembla en los besos no dados de tus labios. El silencio es una amalgama enrevesada de deseos, una entrega discontinua de pieles y barros, de sin sentidos aletargados... 
La ausencia es ese daño gratuito no falto de detalles y anhelos perdidos en algún pensamiento no correspondido, y se desdibuja en el aleteo de mis dedos en el aire... 
Yo... 
Yo soy... quien se mueve sigilosa entre los vértices opacos de tu mutismo...

Daniel Murtagh

El tiempo se acumula y las semanas pasan. Me apunto a este destiempo con la propuesta de Sindel  desde su blog.

Semana 21, 2022:  El tiempo.
Absentia: Ausencia en latín.

21 de marzo de 2022

Unus...


Riló mi alma cuando tu silencio ululó entre sus heridas 
como el viento partiendo las ramas. 
Penetró por las llagas de mi piel hasta hacerse sal 
y yo, infinita, hacerme mar.
Nací sombra de luz entre los soportales iluminados,
incandescente entre los rieles de la lava,
y fui, en éxtasis, cascada de hielo.

*-*-*-*

 Después de varias semanas sin participar me apunto a la palabra  "éxtasis" de esta que Sindel propone desde su blog.

Semana 12, 2022: Éxtasis
*La palabra unos (latín) expresa un integral que no admite división, es decir, unicidad.





31 de enero de 2022

Ya estamos en la cinco y todavía no he visto la cuatro y es que estos ojos son más de mirar que de ver. Echas una moneda al aire y ¡¡zass!!, la suerte está en otra parte. Como el tiempo, que discurre a su ritmo mientras tú intentas alcanzarlo. Por eso será lo de ir pasando hojas del calendario porque algo no tendrá con ojos aunque ojear es ir echándolos sin perderlos de su cuenca. Ahora que pienso, dicen que eso de mirar a Cuenca... no es para ver sus casas colgadas que no colgantes si no que es mirar las estrellas —que ya lo decía Felipe el hermoso allá por 1490—. Tengo la sensación de que ir a ver las estrellas y mirar a Cuenca podría ser lo mismo para un mal pensado que no mal acertado.Y digamos que no sé qué estoy diciendo porque iba a por la cuatro cuando me encontré con la cinco.

Semana 4: Moneda
Semana  5, 2022: Ojos.



Este es mi pequeño aporte sin sentido :-9) para las palabras que va proponiendo Sindel desde su blog.

18 de enero de 2022

Pirámide...

Bajo el arco de su estela se columpian los sueños y parabienes de quienes tuvieron en sus pesadillas los sueños de otros. Desde el pico más alto al pie más ancho, casi infinitos los granos de arena que el viento respira para sepultar con vida eterna al dios inmortalizado. Sea en su nombre y en su capricho, la pirámide, aconada y primitiva, la primera de mil secretos y cien enigmas.

Voyage d'Egipte et de Nubie / 1755/ Frederic Luois Norden


Regreso después de mucho tiempo a estas palabras propuestas por Sindel desde su blog. Las dos primeras semanas se me pasaron así que las dejo atrás para quedarme en la tercera. 

Semana 1 y 2: Dejar atrás. 
Semana 3, 2022: Pirámide

15 de diciembre de 2016

Pasos y Vuelos...


Mis pasos se hundían en la nieve virgen caída durante la noche. Mi aliento se confundía con la niebla y mis pensamientos se disipaban entre ella como ajenos a la realidad. Día a día hacia el mismo camino… como por inercia, sin necesidad. La mirada perdida y mis manos en los bolsillos. En una de ellas sujetaba mi camafeo como si fuera el mayor de los tesoros o la llave que abriera todas las puertas. 


Sentado en el banco de piedra, enfundado en su capa negra, bajo su sombrero de copa alta y sujetando su bastón, aquel hombre, impertérrito, como si no padeciera el frío, como si fuera indiferente a todo…, como si me esperara… cada día…, fijaba su mirada en mí mientras un cuervo de alas plateadas respetaba su silencio como un perro guardián a sus pies.

Me impresionaba su mirada. Pareciera estudiarme de arriba abajo mas también por dentro. Y su inquietante sonrisa, una media sonrisa, me cortaba la respiración pero, al tiempo, no podía evitar dejar de observarle cuando cruzaba ante él. Entonces, respiraba profundamente y su aliento, como el mío, se convertía en humo… Creo que llegaban a mezclarse…, y yo sentía en mí una excitación que no podía explicar. Solamente, dejar que pasara. 

Aquel día decidí que iba a ser diferente. Creo que él también lo sabía. Me detuve. Me giré y le desafié al mirarle. Bajé ligeramente la cabeza, luego la levanté y entorné la mirada para clavarla en la suya. Permaneció inmóvil y expectante hasta que avancé un paso y se puso en pie para empezar a caminar en la misma dirección que yo, alejándose, al tiempo que el cuervo emprendía el vuelo acompasado con su graznido. Me sobresaltó al sobrevolar sobre mí. 
Regresé la mirada al banco… No quedaba rastro del hombre pero sí un papel sobre la piedra. Antes de romper el lacre que lo sellaba, leí aquellas palabras: 

Sonreid siempre mi bella Dama.

En el interior, un manuscrito cuyo significado no comprendí:

Grita mi alma 
o acalla el silente
en tierra sacra bendecida por otras almas alabadas en Pecado, 
sin más penitencia que el infinito, 
sacralizadas en lo fáctico 
aun cuando no hay ojos para mirar 
ni corazón para sentir...
ni sonido para el silencio...
Mis pasos.
Mis alas.
Vos.

Me apresuré a seguir las huellas que aquel hombre de inquietante sonrisa y profunda mirada había dejado, pero apenas unos metros más allá desaparecían sin más. Respiré hondo.  Alcé la vista y ahí, entre la bruma que se disipaba, dos cuervos de alas argentadas danzaban mientras se alejaban...




Más sonidos de silencios en 
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y
Relato para “una sonrisa inquietante”, 
uno de los temas planteados por Mónica 
en su blog "Neogeminis" donde podéis ver otros.


23 de noviembre de 2016

Inquina...


Jana sentía que la sangre le hervía dentro cada vez que se pronunciaba el nombre de Gino en su presencia… Y no es que le hiciera sombra a ella. Simplemente, no lo soportaba. No lo soportaba ya desde niña, cuando llegó sin previo aviso, cuando nadie esperaba que apareciera y se hiciera un hueco en la familia… y en la sociedad.
Y ese sentimiento de resquemor, de un odio enfermizo había ido creciendo a lo largo de los años.
Más florecía él, más se enardecía ella.
Aquellos celos eran como un abismo entre ellos, un fuego infernal que les hacía alejarse.

- Si pudiera…, me mataría… -Aseguró Gino en más de una ocasión a modo de broma pero en algún momento le había preocupado que la cabeza de Jana llegará a bloquearse de tal manera que sus celos traspasaran la pura lógica.


En la niñez había soportado su macabro sentido del humor, sus cucarachas en los bocadillos de la merienda en el colegio, el encontrarse las tareas encomendadas como si no las hubiera hecho; el llevarse las culpas por actos no realizados y castigado por ello. En la adolescencia, la rumorología, el descrédito, el enfado por algún malentendido que había logrado desenmascarar… Y de adulto, se había alejado por completo. Tal vez así, ella pudiera olvidarlo. Y aún así, no podía odiarla. En ocasiones sentía pena.

Se buscó un futuro en otra ciudad, en otro país… Todo lo lejos que había podido aun a fuerza de perder la relación familiar.
Ella vivía solo para él con el amor más enfermizo que se pueda tener, con la obsesión más profunda que pueda sentirse… Y cuando Gino halló el amor, todo se desencadenó.

La encontró aquella noche en el portal de casa. Precisamente en la que no debería haber estado pero un giro inesperado le había hecho retrasar su viaje un día.
Se preguntaba cómo había podido encontrarlo. Seguramente su extraña e interesada dulzura o su astucia de sabueso le habían llevado hasta allí.
Reconocía que se había inquietado. La palidez del rostro de Jana se agudizaba con la oscuridad de sus cabellos, y la profundidad de su mirada era como el infierno que reinaba en su corazón. El blanco de sus ojos, lejos de ser una luna en el firmamento, era un vidrio de sangre. 

Habían pasado muchos años desde que él y Jana se habían visto por última vez. Todo aquel tiempo había sido maquiavélico. Él se había sentido aliviado. Ella no. La partida de Gino había supuesto una serie de trabas, como dejar las cosas sin acabar, como si la razón de su vida desaparecía… Y no le perdonó. No le había perdonado jamás. Y menos ahora que había encontrado a alguien que le hacía feliz.
No importaba nada más.

No hubo palabras. No hubo momento peor que aquel. Contradictoriamente, tampoco uno mejor. Gino sintió aquel fuego de Jana como se le clavaba en sus entrañas, como el estómago se le daba la vuelta, como se ahogaba con su propia respiración, como se callaban sus gritos…
La sonrisa de Jana… Un eco sórdido.
Sus zapatos rojos… Los de ella. Como la sangre que al igual que les había unido les había separado, como la luna roja que nacía en el suelo, bajo el peso inerte de su cuerpo.
La oscuridad… El silencio. La muerte.



Un giro inesperado hizo que aquella noche estuviera en el lugar equivocado y con la persona no correcta.
Más historias en
47 de 52
 y en 

14 de noviembre de 2016

Inciertos...




Busco el destino en el hueco de tus manos vacías, 
en el fondo de tu lejana mirada 
colmada de pensamientos 
que no llevan mi sentido.

Tal vez nunca estuvo perfilado 
en la vertiente de tus labios 
ni vibró en los filamentos de tu garganta.

... La caricia postrera donde murieron mis suspiros.

Ansío todavía ese beso donde el deseo, 
estrellado y roto, 
había ganado batalla al tiempo y la distancia. 

Anhelo el abrazo adormecido de las largas noches 
donde tú clamabas a los vientos 
sentimientos que fenecieron en la última sonrisa… 

Busco sin hallar ya, 
sin presagios y sin recuerdos, 
sin futuros atinados..., ciertos;
sombras yacientes de memorias y migrañas… 
adornadas de flores marchitas…


Esta semana, Sindel, desde su espacio
nos hace pensar en el futuro…
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24 de octubre de 2016

Azul...

Robo los silencios a tus taludes,
atajos abiertos sobre tálamos de espuma.
De tus besos tomo el aire de las arenas,
conjuras de un dios en novilunio.
El Verbo en mi boca.

Arrullos de bejucos,
tus manos, tus dedos,
tus brazos, tus piernas y tus pies…
Hiedras que me atrapan.
Venablos se vuelven, clavándose.

Susurros apaisados
los azules de tu descaro.
Alborada crepuscular
los vientos de tu sal.
Terciopelo cerúleo
el roce de tus Siempre.

Cónclave de mil demonios.
Huestes que derriban mis flancos.
El bordón entre tus caderas.
La Lujuria en mis cautelas.
El Deseo en las venas.

Luzbeles blasfemos
se invocan desde tu boca.
Exorcismos ignotos en mi lengua.
Impudicia en los asaltos.
Inspiración divina tu Infierno.

Ahí mi Condena,
en el azur de tus fuegos.
Ahí la Impronta de nuestro Pecado.




Esta semana, desde las Palabras de Sindel,


12 de octubre de 2016

Rosas de Viento y Pecado...




Estigmas dejan las espinas que cercan mi pensamiento,
velos etéreos de penas y pesares,
de ausencias y desmanes,
de verbos tatuados en delirios.
Trescientas rosas de pasiones rotas y anegadas.
Estalactitas de sangre en la juntura de mis ojos
enjuagando el cáliz de lo inexistente.

Laberinto de pasiones
las reliquias de mis besos,
las lujurias de mis deseos,
los lamentos de mi alma...
la perversión de mi carne.

Se derraman los rosarios en letanías,
ecos de plegarías derramadas en vano 
sobre la piel de tu gracia,
sobre la deidad de las quimeras.
Actos impuros hostigados en vaivenes
de ósculos, de acezos y soflamas
que aderezan esta condena
de mi carne entregada,
 crucificada en tus vicios
sobre las aguas de tu deseos.

Perfume redentor,
estas extrañas rosas
que copulan Viento y Pecado.


Más rosas esta semana en 
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5 de octubre de 2016

law sha'a Allâh...

Ojalá...


El fuego de la arena que envolvía mis hinchados pies ya ni escaldaba, y el sol parecía querer arrancar mi piel a pesar del velo que apenas dejaba mis ojos a la vista. Me pesaba hasta el alma que se evaporaba a través de mi sudor.
Estaba muerta de sed. Tenía poca agua. Contaba con uno de los pozos y  me lo había encontrado seco. Obligada a racionar, ni una piedrecita del camino bajo mi lengua me hizo salivar más.


Caía ya el sol y el viento me acercaba un olor nada grato y supe que tampoco era bueno. Saqué de mi morral uno de mis ungüentos y me puse un poco en la nariz para aplacar ligeramente el hedor. Aunque me tintó de rojo, el almizcle al menos lo adormeció.
Conforme me acercaba al poblado de adobe, el tufo era casi insoportable y se acompañaba de llantos, lamentos y quejidos, incluso gritos que llegaron a sobrecogerme envueltos en alabanzas y rezos…

No había ni un alma en las calles. Cuatro perros  arguellados  se cruzaron a mi paso y el olor nauseabundo me descomponía. Era como si una densa bruma estuviera cubriéndolo todo… Y no me era desconocida.

Debía buscar algún lugar donde pasar la noche. Llevaba ya tres durmiendo al raso. Deseaba asearme un poco, comer algo decente y descansar bien, sin tener que estar vigilante. Pero no me gustó lo que vi. Tampoco me gustó lo que me dijo la posadera. Partí de nuevo al desierto. Hice cuatro fuegos y me quedé en el medio. Sé que con lo que le había puesto me duraría toda la noche. No eran grandes fuegos pero si suficientes para alejar alimañas.
Herví el agua, preparé unas hierbas y comí algo: Un poco de pan con vino y azúcar.

En medio de la noche, me despertó un ruido tosco. Tomé el cuchillo que había dejado a mano y permanecí quieta, atenta… Un camello no llegaría solo. Los pasos me volvieron a poner en alerta.
Por encima de las llamas y en la oscuridad no veía nada.
Se detuvo unos metros antes de la lumbre.

- As-sallaomou 3alikoum... Vengo en paz… Mi nombre es Tarik Ibn Musa. ¿Puedo acercarme? Vengo del pueblo. Traigo comida y algo de abrigo. La noche es fría.

Le dejé acercarse sin reducir mi alerta. Le invité a sentarse. Rechacé el agua y le ofrecí un té. Se produjo un largo silencio en el que nos observamos a la luz de las llamas. Su rostro me impresionó pero no hice preguntas. El oro del desierto se reflejaba en sus pupilas. Me interesé por lo que sucedía en su pueblo del mismo modo que él se había interesado por mi presencia.

- Hay que separar a los enfermos de los que todavía están sanos y estar pendientes de estos por si empiezan a presentar síntomas.
- Parece que sabes de qué hablas… 
- Ojalá no lo supiera pero… así es. Sé muy bien de qué hablo y si no se hace algo, morirá todo el mundo. ¿Tú estás enfermo?
- No. Estoy sano... Al-Hamdou li-llâh... He estado hirviendo el agua. Tengo algunas hierbas y eso me ha ayudado pero se me han acabado. Ahora ya no sé qué he de hacer. Además, no todo el mundo me deja ayudarle –se lamentó-. Creen que es un designio de Dios. –Asentí.
- No tengo hierbas ni ungüentos aquí para esto… Necesito unas flores. Crecen en el desierto, al abrigo de las rocas esparcidas,  y aquí no he visto rocas.
- ¿Cómo son esas flores?
- Como azuladas. Adoran a la luna, pues se abren de noche, y crecen donde el viento se detiene.
- Sé dónde están. ¿Para qué sirven?
- Bajan la fiebre, arreglan el estómago, y calman los vómitos. Combinadas con otras hierbas hace... ¡Tenemos que encontrar esas flores y hallar raíces dulces! ¿Conoces las hierbas?
- Iaw sha'a Allâh! No tanto como creo que las conoces tú pero sí sé llevarte hasta ellas. Saldremos al amanecer. Pasaré la noche aquí contigo. Descansa. Tenemos un largo camino. Yo haré guardia.
-  Con el fuego estamos a salvo. Antes de partir hay que regresar al pueblo y decir a tu gente lo que te he comentado. Hay que enterrar a los muertos sin demora.
- Eso va a ser complicado.
- Si no es por las buenas… Será por las malas… -concluí.

En medio de la noche, cuando la luna se hallaba perfilada en su más pequeño cuarto creciente, desperté. No vi a Tarik al otro lado del fuego. Observé el silencio. Me incorporé un poco. Entre el fuego bajo vi al gran pájaro negro, quieto, parado, inmóvil, erguido…, elegante, sobrio…  el que habitaba en mis sueños. Se movió sutilmente, mirándome, y vi la luna en su pecho antes de regresar a su posición. Y comprendí por qué había llegado hasta ese lugar. 
Antes del amanecer, Tarik me despertó y volvimos al pueblo. Su gente guardó silencio. Le escuchó como si escuchara la voz de su dios... y todos obedecieron.


Al anochecer siguiente observamos el desierto azul, ahí donde el viento guardaba mudez y el cielo se llenó de infinitas estrellas... 


Esta semana rompo todas las reglas existentes: Me paso de palabras y uno la  que propone Sindel con el relato para el jueves que plantea Juan Carlos.

La suerte está echada.
Ojalá los dioses me sean afines,
la luna ilumine sus caminos
y el destino cumpla su palabra…


***   ***   ***
(*)  As-sallaomou 3alikoum -Saludo de llegada.
(**) Iaw sha'a Allâh -  Si Dios quisiera (no  "Si Dios quiere").
(***) Al-Hamdou li-llâh - Gracias a Dios.


25 de septiembre de 2016

Algo...

... frío empapa mis manos y enturbia mis ganas de dormir... mientras la noche emerge y todo se llena de sombras. El silencio se alborota y mis oídos gimen secretos del viento. Chirrían mis párpados en esta penumbra de soles pospuestos y ese algo me dice que todo llega...

Cada latido de mi corazón es un pulso al tiempo, algo relativo entre el ayer y el mañana, mas no queda más que hoy, este instante... Contengo la respiración que me molesta. Algo altera la calma de esta habitación... Se abre la puerta lentamente, como no queriendo hacer ruido, y las cortinas se mueven en ese alarido callado de la corriente. Mi cuerpo reacciona permaneciendo quieto, rígido...

Algo..., algo está ahí... Me encomiendo a todos los santos. Rezo todas las oraciones: Medio Padre Nuestro y medio Ave María... y que Dios me coja confesada...
Ese algo no se oye... pero lo presiento... Hasta puedo olerlo... Está aquí mismo...
No puedo relajarme. Imposible.

Mi pecho es un máquina de tren a todo vapor. Cada palpito es como una bomba en caída libre y, de un solo golpe, seco, preciso..., mi pecho se ve atravesado por cuchillos finos que arrugan la sábana que como un sudario me cubre...
Un largo segundo y no me siento. No vivo. No pienso. No padezco... Soy una roca, inerte...
Y gritó:

¡¡¡Algo!!!



P... gato del vecino... Pero, ¿por dónde entra? Otra noche más y no sé si la supero... Hay amores que matan... y el suyo por mí es ya obsesivo...

***   ***   ***   ***   ***   ***
Esta semana, Sindel, desde su blog"Palabras de Sindel
nos invita a Algo
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19 de septiembre de 2016

Simplemente simple(s)..

Somos dos sombras perdidas en la noche más oscura, 
lejos de ese plenilunio que nos vio nacer.
Somos esas dos almas anexas, 
dos simples seres vivientes,
encauzadas en el limbo de un amor en discontinuo, 
en un sendero donde piedras y polvo devoran las huellas.

Somos ese destino enlazado en lo improbable de la simple realidad 
escrita con notas discordantes y rima asonante,
una simple grafía de gestos y contragestos;
una simple concatenación de sentidos.

Somos, simplemente, somos… 
luz entre tinieblas.


La palabra de esta semana es Simple 
y podéis ver otras versiones en el blog de las
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maga, 13/5/16

22 de agosto de 2016

Nada...


Entre lo absoluto y lo abstracto: La nada.
Ese oscuro destino de vacíos o de plenitudes imposibles.
Esa nada llena de matices:
Agua que discurre entre las manos aceitadas
mientras la arena se pega y escarba las huellas.

Nada, cuando lo que tienes no basta.
Clamas al cielo rodilla al suelo.
Elevas las suplicas y devoras las lágrimas.
Nada...
Nada es el sedimento de las rocas que acaricia el viento,
ese sentido mudo que cierra los puños
y clava espadas de media luna:
Cuarto menguante en tu izquierda.
Cuarto creciente en tu derecha.
Novilunio en tu corazón.
Plenilunio en el alma...
llena de Nadas...
Lágrimas de sal que enraízan en la boca.
Suspiros que requiebran los tiempos bajo el cauce de tu mirada.



Esta semana, Nada
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15 de agosto de 2016

Milagro...

Hay un dulce enervado en tu piel entre los biseles que la mirada crucifica y el silencio exacerbado de un aliento que vocifera deseo.
Bendice la intemperancia este milagro que sofoca los sentidos y germina la sangre de los fuegos sacros que supuran de la piel mil veces lanceada por la ebriedad de tu lascivia.

Yo, flor abierta.
Tú, aguja encerada.
Ambos, herejes en este sacramento que hilvana tu carne y mi carne.
Pecado incólume.

Milagro de la noche desnuda entre el quejido de una luna impacientada que derrama estrellas de sus pupilas y el suspiro de caricias inquietas que requiebran galopes de muerte súbita y redimida.

 Esta semana Sindel nos invita a la palabra  milagro
desde su blog
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8 de agosto de 2016

Mi fe: 
Se despuntan alas en las que brilla el oriente de mis aguas, 
lloviznas que traen arenas del desierto en el cauce de mis oasis. 
Brillan pupilas irisadas de luz de luna, 
de brumas nacaradas que humedecen tus sombras calladas, 
prometidas del viento, 
amarradas de salitre, de tierra mojada y sueños desorientados… 

Tu fe: 
Dibujas las líneas trazadas en el tiempo que nunca se perdió, 
que fue pasado sin pasar, presente discontinuo, futuro… tal vez… 
Aleteas en el mar que te ampara, 
en la soledad que reclamas en el paraíso de mis vértices, 
salpicado de deseos incontenidos, incontenibles, bramados a lo oscuro… 

Nuestra fe.
 Nuestro Credo:
El tiempo sin tiempo. 
El límite derramado en suspiros y anhelos, 
en el nocturno crepuscular que se vence sobre los arreboles 
y desnuda la piel que cubre los huesos de estas almas nuestras. 
La arena, noctívaga en cuarto creciente, 
se viste de pétalos rojos que emergen 
el hechizo de este Destino sostenido de los arcángeles, 
en este hado impregnado entre piedras y angostos senderos, 
caminos de barro y sal que bañan las heridas que se contienen en silencio.


Más fe en 
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1 de agosto de 2016

Acuarela...

Siento la oscuridad envolviéndome y los latidos de mi corazón golpeando mi pecho como si dos caballos trotones pisotearan sobre él. 
Sé que la oscuridad es un sin sentido de tiempo y espacio pero también es donde todo se siente de una forma especial.
A falta de la vista se agudizan el resto de los sentidos. Mi piel se eriza. Está alerta.

Mientras yo, trémula de incertidumbre siento mis propios pulsos, intuyo a alguien a mi lado. No demasiado lejos. Puedo percibir su respiración. Es pausada. Me inunda un perfume. Una mezcla de madera, almizcle y algo fresco, afrutado… Y mi mente empieza a hacerse un cuadro de todo cuanto puede rodearme. 

Abiertos los ojos, reflejada en el espejo de sus ojos, mi piel desnuda se había vestido de acuarelas como arenas de oriente y mar nocturno, enervada en una constante luna sharaui. Me había convertido en segmento tatuado de sus dedos y de su boca, de su ánima y de su carne, de su voluntad y destino. 

Acuarela de sentimientos. 
Acuarela de sensaciones… 
Emociones desvirgadas… 
Silencio tañido de ósculos perpetuados.


Esta semana, Sindel, desde su blog
nos invita a pintar acuarelas
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17 de julio de 2016

Ensueño...

Apareces en mi mente, inexplicablemente, sin desearte… Ensueño... Y te conviertes en un torbellino de pasión, de fuerza, que me empuja hacia la pared, con las manos por encima de mi cabeza, asidas las muñecas, sintiendo en mi garganta tu respiración…

No hay palabras. 
Tus movimientos hablan por ti. Mi rendición habla por mí.
Y hablan los instintos también. Los que me vencen ante mis propias manos, con los ojos cerrados, sintiéndote, viendo como tu mirada está llena de deseo mientras alzo mis piernas para anudarme a tus caderas…

Y  los cuerpos se tensan, irradian fuego, vibran… en ese baile de abajo arriba, donde tú me anclas con tus manos como arpones a una hembra rebelde… Y me revuelvo, arqueo la espalda, gimo en esa súplica de tus entrañas invadiéndome… que son mis dedos… buscando la calidez de mis aguas…, en las que me hundo pronunciando Tu Nombre…
Solo Tu Nombre... tan real, tan ensoñado...



Esta semana, Sindel, desde
nos lleva a la Ensoñación
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5 de julio de 2016

Témpano...

Apretamos los puños, 
asiendo con fuerza el témpano que nos quema las manos
en este instante en el que estamos frente a frente, silentes, latientes...,
acallados en este silencio de sabernos ausentes
mientras el témpano se deshace y discurre, gota gota,
como las lágrimas rojas del suicida
pues estamos, tú y yo, de sentimientos..., muertos.
Y, enterrados somos en este témpano ya no de hielo, sino de tierra
donde se pierden nuestros cuerpos
y regresan nuestras almas,
pájaros yermos de luna nívea
entre las neblinas de un adiós.

Esta semana, Sindel,
nos invita a hablar de témpanos desde su casa
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