En el telar de mi ser, entrelazo las letras que brotan de mi alma, tejidos de sentimientos y emociones que danzan sobre este lienzo negro que mi pluma transfigura. Anhelo que cada palabra, cada trazo, trascienda y se convierta en eco en tu ser para fundirte en el velo mágico de mi memoria. Que mis versos sean puentes que nos unan en un abrazo sólido, y que mi tinta sea un testigo del vínculo que florezca entre tú y yo. En cada línea trazada, en cada verso susurrado, te escribo con el alma para que en el tapiz de nuestras historias encuentres el eco vibrante de mi ser y la esencia de este nuestro encuentro. Que mis letras sean hilos de un lazo indisoluble entre tú y yo, donde el tiempo se detenga y la eternidad se haga presente. En cada palabra entrelazada, en cada estrofa compartida, tejamos juntos la trama de un sentimiento duradero, donde nuestras almas se encuentren en todos los rincones de esta bella historia.

28 de febrero de 2019

Este minuto...


En este minuto, minuto de eternos segundos decorados, 
sigilosa repta la serpiente cargada de veneno
antes de ser la hiena que tu piel arranca.
En este minuto, justo este minuto...
desclava tus verdades de sus mentiras,
desata sus demonios ante tus ángeles,
derrota su hipocresía con tu dignidad.
Y solo en este minuto, 
malditos sesenta segundos, 
bendito minuto,
arrastrando tus alas por el barro,
siendo fuerza sublime que engendra la tierra que pisas,
emprende luego el vuelo que libera.



Estas letras pertenecen a la convocatoria de Ame desde su blog "Ame y el edén
donde puedes leer los enlaces de otras versiones sobre un tema libre.


26 de febrero de 2019

La desnudez de los enigmas...

"La Bola De Cristal" (detalle central) | 1902 | John William Waterhouse
En el refugio de la noche, cuando los grajos ocultan su vuelo, ella se viste de la luz que, crepuscular, se desvela única ante sus ojos. Todo el antes del mundo en la cuenca de sus manos. Cierra los ojos y respira tan profundo que su alma se colapsa antes de abrir sus puertas y escapar hasta aquel finito ignoto. Su aliento respira la voz de la epifanía "A-her air N-yow" y se encomienda a la plegaria que, como un Pax deorum, crepita en su espíritu.

En la soledad de su espacio destierra todos los monstruos y abre ventanas al impulso de conocer lo que otros ignoran. En cambio, nadie es ajeno a su hacer, a los secretos que guardan sus silencios, a lo que sus ojos ven sin ni siquiera ver.
Sus letras se pierden en enigmas certeros, en palabras divididas en jeroglíficos que solo ella comprende. La calavera en el escritorio le recuerda a cada momento aquello que es: muerte en vida y un suspiro en el tiempo.
El silencio, la realidad de sus sueños.

Al amanecer, contempla el paisaje que eclosiona al otro lado del ventanal. Ahí está el otro cosmos, el común. Ella desea este paralelo, de velados conocimientos, de conciencia infinita, de erudición palpable solo a sus instintos más ocultos, a sus dones magistrales, donde ella se siente en armonía y así puede confiar sus sentidos más desconocidos blindados por la pureza de su alma.



"A-her air N-yow"  es así cómo en gaélico se pronuncia athair ar neamh  que  hace referencia a la tranquilidad y la paz cuando nos alejamos del ruido y del bullicio de la vida cotidiana y que está relacionado en algún modo con el significado de Pax deorum ("la paz de los dioses" en latín), fundamento de la religión de la Antigua Roma.

Ambas expresiones pueden verse en dos canciones de Enya con el mismo título.


Estas letras forman parte de la propuesta "Coloreando Sentires" de Gin para nuestro "Paraíso de Letrasy  "Lovely Bloggers, donde pueden leerse a otros autores. 




21 de febrero de 2019

Je t'aime... moi non plus

... Y el fuego me prendió la piel. Sentí las llamas entre los cruces de mis piernas, bombardeando mis entrañas de forma punzante, subiendo esa sensación doliente y de hormigueo hasta las sienes. En el pecho brotaban chispas que, irremediablemente, me encendían de ti. Mis pezones eran esquirlas de placer, tentación para mis dedos que, como pinzas, los laceraban y enervaban. 

Mi boca era un manantial de sutiles gemidos que se resbalaban entre mis labios —húmedos, secos— pendientes de la saliva que florecía en un juego de pendiente sumersión. Cerré los ojos, ajena a tu presencia al otro lado de la puerta, y me envolví en ese infinito de percepciones dejando que mis propios embates fluctuarán entre los pliegues de mi carne, hurgando, profanando... su silencio. 
Y es que, mon amor, je t'aime... moi non plus.

Me sobresalté al sentir tu mano sobre la mía, ayudando en cada vaivén, en esa danza de piel y jugo, apurando el fondo mientras tu sexo lubricaba la pasión, tan cerca de mis labios que la tentación de probarte emergía poseyéndome. No era fácil evadirse de ella. Caer era imprescindible y sentirte dentro de mi boca, hollándola con firmeza, fue la comunión perfecta para el ritmo trepidante de tus dedos ungiendo mis centros, haciendo que el fuego fuera tu bendición. 
Y es que tu m'aimes... moi non plus.


Texto para  la convocatoria de esta semana promovida por Max desde su blog "Diario del último Bufón", donde podéis leer otras ideas en base a una conocida canción como es "Je t'aime... moi non plus" debe ser la inspiración.

14 de febrero de 2019

Te quiero...

Te quiero... 
y me gusta decírtelo 
cuando nos miramos, 
cuando nuestras manos se rozan y los dedos se entrelazan. 
cuando tu cuerpo cubre el mío, 
cuando tu corazón late pegado al mío, 
cuerpo a cuerpo, 
piel contra piel... 
Te quiero... 

 Te quiero que esconde ese "te amo" que golpea en el alma, 
que hace temblar el imperio de los sentidos, 
que eriza todo lo inmaterial..., lo impalpable... 

 Te quiero... 
Sí, te quiero. 
Te quiero en tus oscuridades, 
en tus silencios más profundos, 
en lo arreboles de tus dichas... 
Te quiero cuando me dices "te quiero", 
cuando me dices "te amo", 
cuando callas entre arrebatos de pasión los deseos más escondidos, 
cuando entre mis piernas bebes los antojos que me dilatan; 
cuando... 

Te quiero cuando me sepultas entre tus brazos, 
cuando me atrapas entre tus piernas, 
cuando detienes mis movimientos, 
cuando los arameos, los coptos... 
se convierten en esas dos lenguas vivas, 
dos sierpes enaltecidas, arremetidas, 
que hurgan los oscuros… 

 Te quiero. 
Sí, te quiero 
con la Fuerza de este Amor.



Este texto corresponde a la convocatoria de esta semana promovida por Pepe  desde su blog "Desgranando Momentos", 
donde se pueden leer otras intenciones de "La Fuerza del Amor".

7 de febrero de 2019

Dios en el altar y el diablo en misa...

Me sonrío. Desde este último banco me muevo cerca del anonimato. Al fondo, el Santo Cristo. Entre Él y yo, los pecadores aunque ellos se creen santos y devotos porque se santiguan y oran el Confiteor agachando la cabeza y golpeándose el pecho. 

Yo, pecador, me confieso […] que pequé mucho con el pensamiento, palabra y obra, por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísima culpa. 

Entorno la mirada. Observo. Doña Pura que tiene de pura solo su nombre y porque lo abrevia ya que es más sucia que el agua de fregar, y no por falta de higiene, abraza el crucifijo entre las manos. Qué decir de don Pascual, el vecino del tercero izquierda del número 3, que se trajina a la hija del carnicero cada domingo mientras la mujer reza el rosario. Luego, repeinado con gomina y oliendo a loción cara se junta con su esposa a misa de doce. Allí, en el tercer banco de la derecha, está la dulce e ingenua Estrellita, con su falda raspando las rodillas y el chal cubriéndole la melena cuyos rizos aún deben de oler a loción. Su padre la mira con una sonrisa. Su madre, altiva, orgullosa de su prenda. Y el calzonazos de su novio, el hijo del secretario del ayuntamiento, cierra los ojos y eleva su mirada velada al techo de la iglesia… mientras se confiesa los actos impuros cometidos entre la soledad de sus sábanas, pero todo sea en nombre del amor. 

Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, […] Amén. 

Y en acto de contrición, doña Elvira que reparte sopa entre los pobres después de misa teniendo a pan y cebolla al marido porque se gasta cuatro perras de la pensión en el bingo del bar mientras se ríe con los amigos con un chato de vino que le dura toda la tarde. Pedrito no se está quieto. Se cansa y su madre le regaña, reclamando a su padre, cornudo mayor del reino, que lo mantenga entretenido y quieto mientras el suyo, descuido adolescente, pasa la bolsa para la limosna. Tiene los mismos ojos y el mismo ensortijado en los pelos pero no es pelirrojo y pasa por lo que no es. Y don José, párroco del pueblo, conocedor de la mitad de los pecados y creador de la otra mitad. Bajo su sotana, la resurrección del muerto… y la bendición de los pecados… 

Me salgo. Lo mío no es la gloria de los cielos sino la perversión del Infierno. Ahí te quedas con tu cruz, Amigo. Ya te dije que la de madera es la que menos pesaba. No me hiciste caso. Además, no me apetece que digan que han visto al diablo en misa.


Texto que parte de la propuesta “La vida de otros” de Inma desde su blog "Molí del Canyer" donde puedes leer a otros cotilleos.