Las inundaciones de finales de enero me obligaron a retrasar mi visita Londres.
Habían sido días muy complicados. Las lluvias no cesaron en meses. Mientras París hervía culturalmente, y más a puertas de aquel estreno teatral, el Sena bullía en frío.
En el teatro de la Porte de Saint-Martin estaba prevista la representación de Chantecler, lo último de Cyrano de Bergerac. Pero, ante todo pronóstico, las manos no serían para aplausos.
El Sena había comenzado a crecer con la misma rapidez o más de lo que lo había hecho en la última gran inundación de 1658. Eran habituales esos inviernos largos y húmedos pero tanta lluvia... había hecho crecer los afluentes de manera exagerada, inundando las afueras, aunque nunca lograron desbordar al gran río.
Fue curioso, y muchos tacharon aquel incidente como una señal divina, como un aviso de que algo malo iba a ocurrir. La mayoría de los relojes públicos de la ciudad se detuvieron aquel día unos minutos antes de las once de la mañana. El agua había logrado inundar la central eléctrica que los alimentaba e impedía que suministrara el gas comprimido que los hacía funcionar. Aquello hizo que nos diéramos cuenta de que la crecida del río era una grave amenaza para París. Los periódicos hablaron de ello refiriéndose a la situación como una gran catástrofe: "La terrible semaine". Y, en realidad, así fue.
Las calles supuraban el agua que el alcantarillado no daba abasto a tragar, y corría a través de los túneles como si lo hubiera hecho toda la vida, convirtiéndolas en auténticos ríos de adoquines levantados.
Sin luz, con apenas suministros, con algo de leña para calentarse...
Los barcos habían dejado de ir por el Sena debido al elevado cauce que rondaba la altura de los puentes. El del Alma era una línea de piedra cruzada en medio de un mar dulce y marrón que llegaba a cubrir al guerrero Zuavo. Edificios públicos e iglesias se habían convertido en repentinos refugios y nos movíamos por la ciudad a través de aquellas pasarelas o bien por los barcos dispuestos para emergencias.
Aquello se convirtió en horas en un auténtico caos. Y dentro de él estaba yo.
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Esta
semana, para el relato de los jueves, Juan Carlos, a través de su blog “¿Qué te cuento?”, nos invita
a practicar la descripción. Yo he elegido este momento de la historia de París.
No te conocía en narrativa y me ha encantado, Mag. Detallado y meticuloso... te felicito y más que eso, te admiro, preciosa.
ResponderEliminarMil besitos y felices sueños.
No era esto lo que se pedía, me parece a mí pero ando falta de inspiración.
ResponderEliminarEscribo todos los palos. Bueno, hago lo que puedo que no es lo mismo.
Me he extendido un poco, creo.
Mil gracias por tu apoyo, de verdad.
Besos enormes. Feliz descanso :-)
A mi me ha gustado mucho, además, has elegido París, un sitio único...
ResponderEliminarBesetes.
Si, forma parte de una novela que estoy escribiendo.
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado porque no estaba muy segura.
Besos enormes :-)
Y mil gracias por acercarte.
Increíble ver Paris en esas condiciones. Me gustaría conocer esa novela. Besos.
ResponderEliminarGracias, Juan Carlos. Debió ser impactante. Yo he mirado muchas fotografías y ufff...
EliminarEspero que un día puedas conocer esa novela :-) Es complicad ay lleva trabajo pero le pongo mucha ilusión.
Un beso enorme.
Me parece que se trataba de eso, de fotos o cuadros, descripciones más detalladas. Tu relato cumple con eso. Felicitaciones.
ResponderEliminarBesos
Muchas gracias, Demi.
EliminarMe alegra que te haya parecido bien. A mí también me lo parece :-)
Un beso enorme. Te veo el jueves o antes.
París siempre es atractivo para escribir, o mencionarlo al menos, desde ya su nombre tiene magnetismo.
ResponderEliminarBeso dulce Magda.
París tiene muchas cosas bellas, la verdad. Tiene, como dices, un magnetismo, un algo que hace la ciudad y sus alrededores un mundo por descubrir.
EliminarUn beso grande para ti también.
Catástrofes naturales que son las peores, porque el hombre contra la furia de la naturaleza poco puede hacer, solo esos pequeños parches, como esas pasarelas que hagan la vida más llevadera.
ResponderEliminarMuy bien relatado.
Un abrazo
Carmen, muchas gracias.
EliminarDebió ser un momento delicado pero sí es cierto que se organizó todo muy bien y la ciudad recobró su vida en poco tiempo.
Ya ves, hoy en día, con tanto adelanto y seguimos sin poder controlar estos arrebatos de la Naturaleza.
Muy amable por tus palabras
Nos vemos en breve.
Besos.
Me gustó mucho la descripción desgarradora de ese momento de Paris, muy catastrófica por cierto. Y no te excediste, cumpliste con las normas de Tésalo.
ResponderEliminarSaluditos
Hola, Yessy.
EliminarLa verdad es que escribo un poco a bulto :-.)
Debió ser horrible ese momento pero todo surgió correctamente.
Como he dicho antes, ya ves hoy en día.
Un beso grande y nos vemos en unos días.
En tus renglones se puede sentir la tragedia de esos dias.
ResponderEliminarMe ha encantado tu manera de escribir, no conocía tu faceta de escribir prosa. espero seguir disfrutando de ella.
Besos.
Lunna.
Hola, Lunna. Me alegro de verte :-)
EliminarTengo mucha narrativa por ahí :-)
Me alegro que te haya logrado transmitir.
Un beso.
Curiosa historia, me he quedado con ganas de seguir leyendo así que cuando acabes la novela ya tienes una lectora, si toda es como este trocito no dudo que me va a encantar. Debían de ser terribles las inundaciones en aquella época sin tantos medios como tenemos ahora....
ResponderEliminarUn beso
Espero que tu deseo se cumpla porque será que el mío también se ha cumplido.
EliminarGracias por tus ánimos y amabilidad.
Un beso muy grande.
Hasta el jueves.
Vivir dentro del caos, con lluvia constante, con un río desbordado, no me gustaría estar en tu lugar, aunque Piras bien se lo merece......Has sabido transmitir la sensación de estar ceca de la catástrofe, me ha gustado, besos.
ResponderEliminarYo creo que ante la falta de medios, la gente se siente como más cercana y más solidaria, y se apura más en hacer que todo vuelva a la normalidad.
EliminarMe alegra que te haya gustado. Tenía mis dudas.
Besos enormes.
Ningún sitio se salva cuando el desborde de la Naturaleza nos saca de la tranquila seguridad en la que nos creemos. Tampoco quedan a salvo los más acomodados, aunque seguro que ellos cuentan con más recursos para sobreponerse. Original tu aporte, sin dudas. Un abrazo
ResponderEliminarLa Naturaleza es como una madre. Te castiga cuando te mereces. Es sabia.
EliminarSupongo que los acomodados, con sus negocios y demás, pues también tendrían sus pérdidas pero sí, no se pierde de la misma forma.
Gracias por tus palabras :-)
Un beso.
Has descrito magníficamente bien un momento concreto en la historia de una gran ciudad, La Ciudad de la Luz. Creo que sí que cumple a la perfección lo que Juan Carlos nos pedía. La Naturaleza se encarga de recordarnos de vez en cuando que nada podemos contra su fuerza devastadora cuando esta se desata.
ResponderEliminarUn abrazo.
¿Sabes que sucede, Pepe? Que cuando escribo me meto tanto en el papel que el día que escribí esto cogí un costipado de aupa :-)
EliminarY, es verdad, cuando decide la Naturaleza dar un golpe encima de la mesa, tiemblan todas las patas.
Un beso grande.
Una descripción de un suceso muy bien hecha.
ResponderEliminarUn saludo
Un saludo para ti también, Pikxi.
EliminarGracias por al visita y te veo el jueves.
Besos.
Conmovedor relato. Muy lograda la expresión de que supuraba el agua, porque en este caso, significa algo grave que duele, que enferma, que contamina y desparrama dolor
ResponderEliminar(qué bueno que estés en un proyecto tan atractivo de novela)
besos
Hola, niña.
EliminarGracias por tu comentario. Y es verdad que esa frase, o esa expresión, es muy significativa. A lo mejor también porque es un localismo que tengo y le doy algo más de hincapié.
En el proyecto andamos. Ya veremos.
Besos.
Nos vemos.
Sobrecogedora imagen, como la de cualquier catástrofe. El blanco y negro pone mas dramatismo a la escena y la historia hilvana la sensación de impotencia ante la furia del agua.
ResponderEliminarUn beso
Hola, Rosa. La foto es una composición que hice yo con la limitación de mis herramientas, pero no ha quedado mal :-) Me gusta mucho el impacto que produce el blanco y negro, aunque a veces el color le da a algo la fuerza, viveza, necesaria, pero el blanco y negro es como más profundo para mí.
EliminarEl agua es peor que el fuego. No tiene enemigo pequeño. Se cuela por todas partes y no hay forma de frenarla.
Besos grandes.
Adoro tu escrito, porque adoro París también y porque es un relato magnífico y bueno. Además imagino esas inundaciones, porque vivir una enorme...
ResponderEliminarMe ha encantado...
Muchos besos.
Hola, Carmen. ¿Un inundación de grandes dimensiones? Acobarda, aunque no es esa la palabra, pero ufff...
EliminarMe alegra mucho que te haya gustado mi escrito. A ver qué nos depara el jueves. No he ido a averiguarlo aún.
Gracias por pasarte.
Un beso enorme y nos vemos en ya.
Me gustó mucho la imagen que escogiste, pero sobre todo me gustó mucho la historia que lograste a través de ella. Una situación límite, en las que lo único que queda es luchar para permanecer y resistir. Dejando fuerzas para recomenzar cuando la desgracia se va.
ResponderEliminarUn gusto leerte! Abrazo enorme.
Hola, Sindel. Bienvenida a esta (tu) casa.
EliminarMe agrada que te haya gustado la imagen. En realidad, es un conjunto de esos momentos que he montado en una sola. Retazos.
Siempre hay un hálito de esperanza y más cuando unos se apoyan en otros.
Un beso enorme y muchas gracias, insisto, por venir.
Has dado una visión general de la situación para poner al lector dentro del ambiente en el cual (supongo) se desarrolla la novela. Me han gustado mucho las descripciones. Ahora habría que ir concretando la trama con unos personajes, a ser posible, inolvidables. ¡Animo! Es una ardua labor, pero muy divertida.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sí, Ibso, tengo los personajes ya definidos y avanzada la historia que abarca mucho más que París en esa etapa... Solo es el comienzo, las primeras palabras del primer capítulo... Los pasos avanzan rápidamente Es una trama sencilla, muy sencilla pero se complica mucho porque hay una gran amalgama de matices.
EliminarÁnimo tengo. Me tomo mi tiempo
Gracias por ese aliento.
Un beso enorme y un gran abrazo.