Sobre las dunas del valle de arena,
emerge la morada de nuestra diosa cobra,
la que ama el silencio y es amada por él, Ta Tehnet, la que vela los muertos. Nuestro Señor Ra nos ha bendecido con un nuevo día y acaricia
nuestro Más Allá. Emerge soberano y reina en el gran cielo.
Tras mi baño, me pongo mis túnicas, adorno mi
cabello y engalano mi cuerpo. Como cada mañana, organizo el altar y rezo mis oraciones. Agradezco
al Gran Sol la fortuna de este día, encomendándome a Él, a Shu, el Viento, a
Sia, la percepción abstracta… rogando me den la fuerza suficiente para afrontar la nueva jornada, me ayuden a cumplir mis obligaciones y me mantengan
firme ante la furia de la Reina.
Camino por el pasillo. El viento mueve las
sedas y algodones que, tímidamente, evitan la entrada del sol por las grandes
aberturas de las paredes. Trae cierto fresco desde los jardines por los que el
río discurre calmo. Hay movimiento desde antes del amanecer. El palacio jamás duerme.
Al fondo, en los aposentos reales, ya se
escucha la voz airada de la Reina y a su servicio, moverse nervioso. A veces
parecen pollos sin cabeza, corriendo de un lado a otro. Su furia hace temblar a
los mismísimos dioses y hasta las arenas del desierto huyen de palacio. Su
carácter es tan agrio que el baladre es dulce a su lado, sin decir de su lengua viperina. No hay quien se salve de
sus humillaciones. Solo la acalla el Rey.
Al hacer acto de presencia ante ella, bajo la
mirada y me inclino ante su figura. Antes de que me haya puesto erguida, me habrá hecho una retahíla de preguntas acerca de todo... que habré de responder antes de que termine su larga lista. Y no todo será de su agrado.
Antes del Ocaso, habré muerto tres veces,
habré sido repudiada seiscientas veces,
maldecida unas pocas más y
amonestada hasta el infinito. Y vencida la noche, oraré de nuevo a los
dioses y recibiré sus mensajes y soy, quien al final, sin levantar la voz, con
el misterio de la palabra, con el don de conocer el principio y el final, la magia..., controla
los designios de mi Reina, de mi Rey y del Gran Imperio de Mi Dios Ra, de los vivos y de los muertos.
Ha en mí los dones otorgados por los Dioses.
nos propone un viaje al Antiguo Egipto.
Más viajes, más personajes... Ahí.
Leerte es hacer un recorrido por esa tierra tan mística y llena de historia, de vidas atadas a dioses y faraones, de amor, odio y tramas. Tú la dulcificas con la magia de tus palabras, Mag.
ResponderEliminarUn placer, querida mía.
Mil besitos, preciosa.
Pobre, mira que tener que aguantar los caprichos de la reina siendo poseedora de do es extraordinarios. Buen relato.
ResponderEliminarUn saludo.
Suele suceder también en estos tiempos hay jefas tiranas, pero estas al final no se dejan manejar por otra mujer sea diosa, vestal, esclava o lo que sea, al fin y al cabo: mujer.
ResponderEliminarDesgraciadamente no hemos cambiado tanto.
Extraordinario relato.
Encantadora manera de narrarnos tanto el clima ambiental como las vicisitudes de este enigmático personaje. Un abrazo
ResponderEliminarAún las Reinas y Reyes necesitan esa mirada extra para tomar las mejores decisiones. La temática ha sido idónea para ti.
ResponderEliminarBeso dulce Magda.
Qué maravilla, Mag… Según iba leyéndote, podía visionar cada escena y rincón, cada detalle… Y esa “magia” a la que tantos Reyes en sus tronos escuchaban y acataban…
ResponderEliminarUn placer, amiga… Buenísimo relato.
Bsoss mil!! ♥
Nadie mejor para un relato que hable de arenas del desierto... y como era de suponer, te has lucido!
ResponderEliminarBesotes hermosa.
El misterio de la palabra. Que bien que lo planteaste. Tiene mucho sentido que lo plantees en un relato juevero sobre Egipto, en que los escribas tenían tanta importancia. Me gusta como planteaste el personaje de esa mujer, segura de tener más importancia que la reina, al recibir mensajes de los dioses. Al mismo tiempo que no levante la voz alguien tan segura de su importancia.
ResponderEliminarUn nueva muestra de inspiración este relato tuyo.
Besos.
Dones otorgados que se hacen sentir con tu pluma,
ResponderEliminarlo leí y me adentre como en un libro...
queriendo que siga la historia.
Besos dulces Magda
Nos has adentrado a aquel mundo tan misterioso y místico de los Dioses, Reyes y Faraones, lo hiciste de manera magistral, extraordinario relato juevero, Mag.
ResponderEliminarUn besazo.
Que personaje tan enigmatico y atractivo te has creado Mag, parece que tiene convicción de conocer el destino, de manejarlo, de ahorrarse enojos, despues de todo, los que no manejamos nada solo podemos vociferar, sean reyes o esclavos.
ResponderEliminarMuy buen y atractivo relato!
Abrazo
Qué bien has hecho la descripción de esta figura femenina tan importante y sin embargo tan mal tratada por la reina.
ResponderEliminarUn relato precioso, me ha encantado!
Un beso
Mil gracias para todos y todas. Que el destino de los dioses os sea otorgado, que las certezas de los testimonios se hagan presentes en vosotr@s y la felicidad os sea predispuesta.
ResponderEliminarMi gratitud siempre por vuestra presencia.