Perfecto. Noche caída y más de una hora tarde. La recepción
empezada. Llovía a mares, además, y yo llevaba el vestido mojado hasta las rodillas
y el pelo como si me hubiera zambullido en todos ellos.
“¡No puedes presentarte así delante de los invitados, por
todos los demonios! ¡El Conde no puede verte así!”
A sus noventa y largos años, Madame Rocheau, conservaba una
belleza espectacular, una piel delicada, un gusto excelente y unas ganas por
vivir que casi me daban envidia.
Precipitadamente, cogiéndome del brazo, me condujo hasta una
enorme estancia decorada al más puro estilo victoriano. Dos sirvientas me
sacaron ropa ni hecha a medida, y se apuraron por ponerme como para una
exposición. Ni me reconocí en el espejo. Y la mirada de aquel hombre del retrato parecía fijarse en mí, reclamando en sus ojos un halo de tristeza.
En el gran salón se había dado reunión un sinfín de
pintorescos personajes engalanados con las mejores telas. Creo que no hubo ni uno solo de ellos que no me mirara, haciéndolo como si yo fuera un fantasma. Les miré, simplemente,
sin saber qué pensar al tiempo que un rumor helado envolvía el ambiente. Sentí un
estremecimiento.
Después de algunas presentaciones, al fin conocí a susodicho
conde, del que tanto había oído hablar. Me pareció una personalidad a medio camino entre lo oscuro y misterioso,
y lo excitantemente atrayente. Su porte, sus ojos envainados en un azul intenso,
su exquisito saber estar… y un gran seductor, un gran adulador… Embriagaba el
hombre, y aquellas palabras, aquel vocabulario…, aquella destreza para saber qué
decir y cómo…
Era el hombre del retrato.
Hubo momentos en los
que deseé salir corriendo de ahí, y
pese a intentar zafarme de la presencia del conde, no hubo forma. Era mi sombra
o, bien, mis zapatos. En realidad, creó que me había embrujado.
Nos encontramos a solas en la biblioteca donde la chimenea lo
iluminaba todo pues las luces tenues poco hacían. Me sirvió un licor que,
sumado a los anteriores, hizo mella en mí. En aquel preciso instante, su mano libre tocó mi rostro. Sentí un intenso escalofrío que casi me hizo
temblar. De hecho me agarré a él. Sonrió. Su mirada me hipnotizó y no supe hacer
nada, salvo dejarme llevar.
Aquel beso en mi boca fue suave de entrada, apenas un roce.
Luego, se hizo profundo, denso, casi salvaje… hasta que sus labios resbalaron
por mi barbilla, mi cuello y ahí, mientras yo suspiraba, el beso me quemó y caí
rendida entre sus brazos… como si me envolviera una larga y oscura noche.
Lo siguiente que recuerdo fue estar de regreso en el salón y no
ver a aquellos seres de la misma forma. Una ovación lo inundó todo.
Así supe que era el cumpleaños del conde y yo... su regalo. Su
eterno regalo. Un regalo de esos que duran para toda la vida eterna.
Eternamente suya.
Eternamente mío.
Con motivo de su
cumpleaños, El Bufón, Max Estrella, en su blog “Diario del último bufón”, nos invita a organizar una fiesta con tal razón: Original, divertida…,
diferente…
Esta es la que yo te
he organizado, Max. Espero que la disfrutes.
No
dejes nunca de sonreír aunque creas que no hay motivo para ello.
And so . . .
ResponderEliminaryou like beards, yes?
I'm glad.
Buenos Noches, xx
Me gustan las barbas cortas y arregladas y depende dela cara. Pueden dar un toque muy interesante el hombre.
EliminarUn beso y gracias por pasarte.
:(
ResponderEliminarIntrigante relato, tanto como aquel Conde, y un regalo perfecto para él, pero ella, quería ser ese regalo? o puede que ya estaba predestinada a serlo.
ResponderEliminarBeso dulce.
No, Dulce, no lo sabía. Estaba predestinada pero no lo sabía. Ella ha sido su regalo y él le ha concedido la vida eterna o, mejor dicho, la no muerte.
EliminarUn beso enorme.
Ya la venía vener. El regalo fue conocer a la mujer de su vida o de su no-muerte.
ResponderEliminarUn verdadero final feliz.
Besos
Si supieras que iba escribiendo y me iba apareciendo una escena del baila de los vampiros en Drácula de Bram Stoker... Y de ahí terminó la historia.
EliminarÉl estaba claro que ya la conocía, que le habían hecho la cama como se suele decir respecto a a ella. Ella, solo fue, presa fácil.
Sí, vamos a pensar que es un final feliz. Al menos, le chico es guapo .-)
Un besazo.
Bonito tu relato juevero de cumpleaños, siento no haber tenido tiempo para participar, porque tenía esa idea en mente para escribir, que fue la que Demiurgo me dejó, como viste, en su comentario para animarme a escribir, la que tú has plasmado, de ser ella el regalo de cumpleaños y me gustó, lo que siento es no haber tenido ni tiempo para escribir y desde aquí que leo arribita de mí, le agradezco, porque tampoco ni tiempo de agradecérselo y desde aquí y con tu permiso, le doy las gracias por su apoyo y ánimo que me da para participar.
ResponderEliminarUn beso pecaminoso.
No, no he leído nada de eso. Desde que te comenté no he pasado por tu blog por lo que no tengo ni la menor idea de lo que me hablas, la verdad. No suelo regresar al blog que ya he leído hasta que no hay algo nuevo a no ser que me haya dejado de comentar. Pero bueno, coincidir no está mal. De hecho, lo tengo escrito desde el día que salió el reto.
EliminarAgradece cuando gustes ya que es tu casa y espero no pienses que me he copiado la idea porque ya te digo que no he vuelto a leer nada. Hay muchas formas de regalos personales aunque imagino que tú idea de regalo personal sería más "senxual" de lo que ha sido la mía :-)
Un beso enorme y ya habrá más tiempo para participar. No te apures.
Ese es un buen regalo, mucho mejor que una colonia. Ahora el conde podrá seguir vivo y joven. Un abrazo y un aplauso
ResponderEliminarY vivir feliz con ella, se supone .-) Y tal y como ella se explica, me da que tampoco está tan disgustada con la idea de vivir largo tiempo.
EliminarUn beso muy grande y gracias por pasarte.
Bello regalo y bello relato , voy a pasarme tambien por su blog
ResponderEliminarintensidad en sus letras.
feliz fin de semana
Besos dulces
Hola, niña. Gracias. Un besito muy grande y sí, él escribe muy, muy bien.
EliminarGracias. Besis.
A veces no nos damos cuenta de que somo el regalo de alguien o para alguien, y lo bonito es... que siempre somos el mejor regalo. Me ha encantado la intensidad de tu relato, la fluidez con la que nos has ingresado en la historia y saborearla con todo su jugo misterioso y romántico.
ResponderEliminarMil besitos, mi preciosa Mag.
Ser el regalo para alguien es lo mejor. En este caso, ella no sabía que era el regalo, pero estaba elegida desde hace tiempo. Ella ha recibido otro muy grande solo que ha de asimilarlo.
EliminarElla es el mejor regalo que él podía haber tenido.
Gracias por todos tus comentarios y por tus palabras acerca de mis textos reconocidos .-)
Te dejo un beso muy, muy grande y mi mejor sonrisa.
Buen finde.
Hubiera sido muy bueno que tras esa escena en la biblioteca, apareciera ella en el retrato junto a él...quizás lo haga, ¿verdad? Y como en muchas ocasiones todo empieza en la lluvia. Muchas gracias y besos.
ResponderEliminarGracias por sumarte a la celebración.
Mira, eso no se me ocurrió. Sí se me ocurrió que el retrato fuera de ella y no de él, como una especie de antepasado pero me recordó a una película y descarté la idea.
EliminarY sí, cómo no iba a empezar yo en un día de lluvia.
Un beso enorme y que hayas pasado un estupendo día.
Gracias a ti.
Bonita historia aunque para serte sincera, no me gustaría ser el regalo de nadie que yo no haya escogido previamente...aunque tal vez con el conde de la foto hiciera una excepción ja,ja.
ResponderEliminarUn beso
Charito, ante todo, felicidades aunque sea con retraso. Creo, si mal no recuerdo, que este jueves fue tu cumple. Espero que lo hayas pasado genial y te hayan regalado muchas cosas que no habrás elegido :-)
EliminarEn realidad, no puedes decidir quién se va a enamorar de ti ni cómo te va a conquistar pero sí, con un vampirillo como este, puede una hacerse la loca .-)
Besis.
Eternamente suya.....es que me dan escalofrios, vaya sorpresa al final, aunque este sea feliz. Besos
ResponderEliminarAparentemente ella desconocía la sorpresa. Era la guinda del pastel pero ya la tenían tanteada hace tiempo. Sí, parece un final feliz. Este sí que es un cuento sin fin.
EliminarBesos grandes.
Ainssssssssss cómo me gustan estas historias!!
ResponderEliminarElla fue el regalo de él... y Él el amor eterno de ella... y sigo suspirando... sobre todo por estos hombres con la barba... jejejejeje!
Besotes hermosa!
Somos muy moñas al final, Almita.
EliminarComo he dicho antes, con vampirillos como el de la foto, a mí que me lleven al fin del mundo y, además, eternamente guapos, eternamente jóvenes, vamos, una bendición en ese mundo donde si no te cazan, no te mueres... Lo que no sé es si le gustará la dieta. Solo falta que fuera vegetariana.
Un beso enorme.
Confieso que me perdí por momentos...(quizás me distraía el retrato)...Pero tuve la sensación que al principio ella era una anciana de 90 y dele que al regresar al cumpleaños del conde volvía a ser joven y así forever...ese misterio me había gustado...debe ser que el humo de las velas y esos ojos....nublaron mi mente por momentos....besos Mag...lindo ambiente el que creaste
ResponderEliminarSeguramente jajajaja porque habla en primera persona y en tercera con la abuela jajajaja pero no estaba mal ese bucle jajajaja pero si fuera como tu idea, jamás sería vieja, pues de año en año no se ganan 90 de golpe jajajajaj
Eliminar¡¡Ese humo de velas...!!
Un beso muy grande, niña. Nos vemos en breve y gracias por pasarte :-)
Al menos el conde era muy atractivo... te podía haber tocado uno menos agraciado y te quiero ver siendo su regalo!!! jejeje
ResponderEliminarMuy bien ambientado y narrado tu relato. Lo disfruté.
Saludos!
La verdad es que, a veces, el destino es un buen caballero jajajajaja Llega a ser el Drácula de Bram Stoker y me da un mal.. Ufff pero con este, que muerda todo lo que quiera... y que me resucite :-)
EliminarMe alegra que hayas disfrutado el texto. Un beso muy grande y te veo la semana que viene.
No sé yo si el tráfico de humanos es muy legal... Pero en este caso encontró a su persona ideal. Un saludo.
ResponderEliminarNo le piden parecer, la verdad, pero parece que hay cierta química... o no, igual todo es fruto del atontamiento que lleva la chica encima.
EliminarUn saludo para ti también. Buen fin de semana. Nos encontramos.
Me pareció un fantástico cumpleaños, una belleza de relato al estilo del romanticismo. Sugestiva y muy sensual. Madame Rocheau pudo haber sido su madre, o quizá, talvez, el anterior regalo del cumpleaños del conde.
ResponderEliminarBeso
Yo creo que el conde jamás tuvo un amor y en ella lo vio todo. Tenía que ser sí o sí. Solo que se saltó todo el protocolo, y la tal Mdme. Rocheau, sinceramente, me da que no es una vampirilla.
EliminarUn beso muy grande.
Fantástico, de esos seres que están predestinados y se convierten en tu todo
ResponderEliminarUn beso, niña
Ya sabes, Ame, que yo tengo una cosa, casi obsesiva, con esto de las almas, las pertenencias, los designios del destino y demás... Y sí, creo que al final son un Todo.
EliminarUn beso enorme, guapa.
Mag, nos dejas una historia de película, buena ambientación y buenas figuras...
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo siempre, muchachita...Feliz finde.
M.Jesús
Aich, pero es que tú me ves con muy buenos ojos. Yo lo único que hago es verme ahí y empezar a describir lo que mis ojos ven...
EliminarUn beso muy grande, guapa.
Hola: Vaya regalo decumpleaños que
ResponderEliminartuvo el Sr.Conde. Pero creo que el mejor regalo fué para ella. Felicidades para tí Mag que con tu historia nos has hecho soñar. Saludos!
Con un conde así y una niña como ella estoy segura que ambos salieron ganando y, si encima, el material no se deteriora, queda vida para rato.
EliminarQué bonito eso que dices: Hacer soñar... porque, ¿sabes? Yo tengo un lema: Sueña porque quien sueña vive, quien vive siente y quien sueña siente.
Un beso enorme.
Ser el regalo de alguien ha de ser fruto de un consentimiento expreso, cosa que aquí parece que no se dió. No tuvo elección y tampoco sabía cual era la verdadera naturaleza de él. Un relato imaginativo y muy bien escrito. Me ha gustado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Mirando la foto del señor conde aaaayyyyyy, me lo llevo como regalo.
ResponderEliminarTu relato es para soñar despierta. me encantó.
Un beso
(me decías en tu comentario a mi relato, que te sonaba a ausencia...ay, mujer que has sabido leer entre líneas. Es ausencia, si.)